El Butano Popular

Librepensamiento y explicaciones

Avivando el #12M15M

Don Lindyhomer Te lo digo aquí y en la calle— 11-05-2012

Estamos habituados a la inmediatez de las redes sociales, que está muy bien. Entiendo que si El butano popular no utiliza el dospuntocerismo, es con el ánimo de complementar; crear un espacio de contrapunto. Ustedes pueden asaltarme en Twitter cuando quieran. Según cómo utilicemos este espacio butanal en el contexto dospuntocerista, será unopuntocerista… o trespuntocerista. Lo digo porque me hacen llegar los editores varias preguntas en relación a mi bombona anterior, y me doy cuenta de lo poco que utilizan ustedes el correo electrónico llamado lacónicamente “Cartas al Director”:

El staff del Butano hace algo más que mediar: amplifica. El uso sabio de esa dirección de correo les reportará grandes satisfacciones.

Dicho esto, aquí están las preguntas respecto a mi bombona anterior

1. ¿Sirve la Constitución cuando si se siguiera al pie de la letra se evitaría, por ejemplo, la corrupción?

Iré al grano, o a uno de los granos, que esta pregunta da para mucho. La Constitución tiene artículos que entran a menudo, si no siempre, en contradicción. Y eso está bien. La normatividad requiere ambigüedad y grises para que sea apta para el uso de los humanos. La ley, como nos recordaba tanto Gadamer, exige siempre interpretación; la idea de la iuris prudentia. Y que unos artículos de la Constitución sean papel mojado mientras otros sean objeto de todo el esfuerzo es fruto del debate político. Por eso es tan importante incidir en él como hace el 15M, para ver si ponemos un poco mas de prudentia en la iuris. Es algo inédito en nuestra democracia, puesto que ese debate hasta ahora ha sido monopolizado por medios y partidos, gracias a una cultura de la Transición que nos dicta machaconamente que desplazar el debate político fuera de ese coto es guerracivilismo y avivar otro 23F. El debate político pasó a ser en el imaginario español una reunión de representantes de ciudadanos en la que el Rey va repartiendo ferreros rocher para que no volvamos a las andadas.

Existe cierta desilusión entre los que esperaban que el 15M cambiara el signo del bipartidismo en seis meses. Me remito a mi texto anterior: el cambio no vendrá por una sustitución de unos programas electorales por otros, sino por las nuevas formas de concebir la política. Anonymous, empecemos ya a colgar medallas, lo ha tenido siempre muy claro: es el machadiano “hacer camino al andar“. Y para los que nos tomamos el 15M de esta manera, de momento está siendo un paseo estupendo. Cuesta creer, desde el imaginario revolucionario heroico, que pasear y conversar, como hace Javier Pérez Andújar con su madre, es lo mas revolucionario que podemos hacer en este momento. ¡Nuestro Ministro del Interior está buscando la manera de criminalizarlo! Más que cortar cabezas, para que nos vuelvan a poner otra. Y que en estos momentos, ocupar una plaza tiene una significación muy distinta y más poderosa que la sesentaiochista ocupación de una facultad. Aunque a los activistas de siempre les cueste verlo.

Por otro lado, me parece difícil no ver la brecha que se ha abierto en ese debate. Como ciudadano, como pajero, como lo que queráis, me resulta mucho más fácil entrar en el debate político ahora que hace un año. Se trata de estirar de ese hilo hasta que se descosa la cremallera; de meter el dedo por el agujerito para que se convierta en un boquete. Esos son los tiempos y los trabajos. Y la Constitución, vemos si vale, o si se tiene que cambiar, en relación a los propósitos y descubrimientos durante nuestro paseo.

2. ¿Cómo renuevas la política si las decisiones están en manos de los políticos? ¿Funcionan las manifestaciones? ¿La huelga general?

La pregunta tiene algunas trampas, pero vamos a dejarla en esos términos por practicidad.

En primer lugar, las decisiones están en manos de los políticos, pero hay dos tipos de decisiones fundamentales que siguen en manos de los ciudadanos: el voto, y nuestras decisiones como consumidores. Tenemos más formación o nos autoformamos en la red, y tenemos más tecnologías de todo tipo a nuestro alcance; podemos ser prosumidores. Las iniciativas de crowfunding en general, las empresas autogestionadas que estamos viendo aparecer en el mundo editorial, las cooperativas de consumo y de intercambio, o las redes de crédito paralelas a la banca tradicional. Si lo potenciamos como parte fundamental del movimento, puede ser muy transformador. Consume e invierte en el imaginario 15M. Las descargas han cambiado, por ejemplo, la industria musical. Con la banca podría pasar exactamente lo mismo. Todo depende de nuestra decisión de dónde ponemos el poco dinero que nos dejan tener a cada uno, pero que sumado, es mucho. Los tenemos que entender como herramientas que no nos permiten controlar el sistema, pero si hackearlo. El espíritu del troll al servicio, en lugar del ego, del procomún.

Una de las cosas más fascinantes del movimiento 15M es la velocidad en la que suceden las cosas. En mi primer texto de esta trilogía butanera, advertía de la tentación de que el lenguaje de la crisis sirviera para desplazar el imaginario del 15M al imaginario que nos atenaza. Pues bien: el resultado de una huelga general y cuatro papeleras quemadas agudizan la importancia de aquella advertencia. Los de Madrilonia me dijeron que aquel primer texto no era muy accesible, y es cierto. Voy a intentar explicarlo de otra forma.

Desde la tradición de la izquierda, existe la idea de que para cambiar las cosas hay que cambiar de régimen cortándole la cabeza al Rey. Lo que pasó al final es que en su lugar pusimos otra: la del estado-nación, con lo que sí que conseguimos un avance, pero al final se trató de distintos perros con el mismo collar. Ahora estamos buscando una nueva cabeza que cortar, y la llamamos neoliberalismo. Casi le podemos poner cara y todo: hablamos de él como si se levantara por la mañana y se pusiera a escribir artículos e invertir en bolsa para hacerse más rico a costa de los más necesitados. O, si tu intuición moral te lleva a preocuparte más por cómo hay aprovechados que prefieren amorrarse a la teta del gobierno que hacerse mayores y la deuda pública crece así indefinidamente, entonces el neoliberalismo es la cabeza que previene esa deriva en nuestras sociedades. Pero cada vez hay menos gente que ve las cosas de esta manera tan caricaturesca. De hecho, en el famoso 99%, están muchos ciudadanos que han trabajado y ahorrado, y, por qué no decirlo, algunos también especulado a su pequeña escala, y ahora tienen un piso, una segunda residencia, 3.000 euros en sellos (glups) o en acciones de Telefónica, y un hijo haciendo un Master en la Complu. Es decir, el 99% no controla los recursos, pero tiene algo que perder en experimentos revolucionarios. Y además, también sospecha algo en lo que yo creo firmemente: el problema no se arregla cortando una cabeza, porque tal cabeza no existe. El problema viene de todas partes.

Los mensajes del 15M no se encontraban en el régimen del imaginario que requiere una cabeza que cortar. No es casual que la mejor condensación del imaginario 15M prendiera como meme: NO HAY PAN PARA TANTO CHORIZO. Desde la hermenéutica simbólica que yo aplico, es muy sencillo ver que los que piensan en cortar cabezas y los que piensan en recortar presupuestos recurren a la imagen diarética de la hoja afilada y cortante, y a la caída que provoca. En cambio, desde el 15M, se imaginaba desde un universo nutricional, antifrástico, de descenso lento y parsimonioso. El ritmo de la biodanza que tan impaciente pone a los quemadores de containers.

Desde esta forma de imaginar, expliqué, no se trata de cortar cabezas de políticos y banqueros y dejar que otros igual de insensatos o codiciosos ocupen su puesto. Se trata de cambiar las reglas de juego democrático. Y como las reglas de juego no las podemos cambiar directamente, porque esos cambios están en manos de los propios políticos y sus financiadores (los banqueros), se proponía una serie de medidas, con las que un servidor estaba más o menos de acuerdo, y que en el fondo estaban destinadas a sabotear la democracia tal como la conocemos. Las más importantes son aquellas relativas al control del ciudadano sobre la actividad de los gobiernos.

Porque la culpa de la deuda privada no es de los ciudadanos. Darle la vuelta a la continua culpabilización del ciudadano es, en mi opinión, una de las tareas mas determinantes que ha iniciado el 15M, y que últimamente esta perdiendo fuelle por volver a compartir imaginarios con el sistema político. El 15M debe incidir en el hecho de que el ciudadano, con su iniciativa individual que en general no sabe de macroeconomía (y que, aunque sepa, está rodeado de medios que le dicen que no, que tonto el último), no ha endeudado demasiado al país (recordemos que el origen de toda esta crisis es la deuda privada, y no la pública, que lo que estamos rescatando son bancos, que los gobiernos se endeudan por todos nosotros para salvarlos).

Son los gobiernos los que abren y cierran el grifo de cuánta vivienda podemos edificar y cuánta vivienda podemos financiar. La burbuja no la crean los consumidores: la responsabilidad recae en los que regulan porque son los que tienen la visión de conjunto (lo que llaman “desregular” es una forma de regulación estrictamente hablando, que el propio Greenspan reconoció en el 2008 frente al Congreso de los EEUU como una cagada). Nuestro problema no es de gasto, sino de ingresos. Porque en gasto, cada día nos alejamos más de Alemania: gastamos menos en estado de bienestar, gastamos menos en I+D; gastamos menos porcentaje del PIB en las cosas importantes y, en general, gastamos menos en TODO que Alemania. La realidad es que con cada recorte que hacemos en los presupuestos, más lejos quedamos de Alemania. Seguimos siendo campeones en fraude fiscal. Y eso no hay voluntad política para cambiarlo, llevan años diciendo los técnicos de Hacienda. En eso, tampoco parece que nos queramos parecer a Alemania.

La otra mentira, muy relacionada con los ingresos y de la que se habla menos, es la cantinela de la baja productividad de los trabajadores. ¡La productividad es una variable que depende del que lleva la empresa!, que es el que invierte en tecnología, en buenos jefes de equipo y el que determina los procesos de trabajo. La cruda realidad es que la productividad del trabajador está en manos del empresario. Si los empresarios alemanes son capaces de hacer empresas productivas con tanto trabajador español emigrado, va a ser que el problema no es el trabajador español, sino la empresa española. La productividad es un ratio que mide lo que produces con lo que te cuesta. La patética CEOE solo propone medidas legislativas que permitan reducir el coste (a corto plazo) para producir lo mismo (competir con Marruecos y China), en lugar de aumentar lo que produces con el mismo coste (competir con Alemania o EEUU, que requiere estrategias a medio plazo). Además de estos problemas estructurales, el empresario español, por regla general, es cutre, mezquino, e invierte poco y mal en su empresa. Y el que es espabilado y honesto, se encuentra con que el crédito fluye en la dirección del amiguismo y de la especulación. Se invierte en comprar gobiernos mediante el mecanismo de la deuda; en medios de comunicación que te hagan la pelota, en burbujas económicas de cualquier clase. El crédito fluye hacia el rendimiento a corto plazo y con riesgo moderado. O sin riesgo, porque si la cagas, YA SI ESO, TE RESKATAN, como a Bankia. El trabajador está más preparado que nunca. El empresario español, no. Ni siquiera aplica lo que se explica en las escuelas de negocio, lo que nos llevaría, teniendo en cuenta nuestro pobre punto de partida, a una mejora de la productividad. En este país, a poco que podemos, seguimos pagando al trabajador sacando un fajo de billetes del bolsillo, y lo “motivamos” a golpe de amenaza con despedirlo. Así de sofisticados somos. Así se lucha por la productividad.

Para terminar, y siguiendo la idea de que el 15M no tiene que ser programático sino paragramático, respondo la pregunta de si las manifestaciones y las huelgas son útiles, con una propuesta concreta.

Las manifestaciones y las huelgas son útiles en la medida que refuercen la nueva forma de hacer política, y no la vieja. Los nuevos imaginarios y las nuevas metáforas, y no las viejas.

Aquí va una propuesta: infiltrar el concepto de manifestación en la actividad cotidiana.

Convocar un día a todos, un mes después de este 15M, a que lleven consigo un cartel como el que llevan a las manis del 15M durante las actividades cotidianas. Salir de casa con él, llevarlo en el autobús, en el puesto de trabajo en la medida que sea posible, en la cafetería donde almuerzas, en el parque cuando saques al perro, en la guarde cuando recojas al peque… Todo el día. No hace falta decir nada. Ni que sea muy grande. Puede ser un DIN A4. Solo llevarlo de forma visible. Yo igual me lo pego en el pecho con celo.

Para que sea efectivo, también sería conveniente que no remitiera al imaginario y conceptos de nuestros políticos, sino al de las políticas cívicas del movimiento 15M. La idea principal une al 99%. NO HAY PAN PARA TANTO CHORIZO. Nos han robado por encima de nuestras posibilidades. Han inflado la burbuja inmobiliaria por encima de nuestras posibilidades. Están rescatando los bancos por encima de nuestras posibilidades. Mensajes que incidieran en la idea de que:

— Nosotros no tenemos ninguna deuda: los bancos rescatados por el Gobierno la tienen con nosotros.

— Los improductivos son los empresarios que no invierten en I+D como en los países avanzados.

— La Banca y el Gobierno nos deben una Sanidad Universal de Calidad.

— Si robas 120 millones de euros no cambia el código penal. Si quemas una papelera, sí.

— El dinero para nuestra Educación está oculto en paraísos fiscales.

Y por supuesto, reclamar, de lo que apunta DRY (Democracia Real Ya), aquello con lo que más comulgue uno. Aquí van mis diez:

1. Eliminación de la inmunidad asociada al cargo. Imprescriptibilidad de los delitos de corrupción.

2. Bonificaciones para aquellas empresas con menos de un 10% de contratación temporal.

3. Expropiación por el Estado de las viviendas construidas en stock que no se han vendido para colocarlas en el mercado en régimen de alquiler protegido.

4. Elevación de los impuestos a la banca de manera directamente proporcional al gasto social ocasionado por la crisis generada por su mala gestión.

5. Aumento del tipo impositivo a las grandes fortunas y entidades bancarias.

6. Eliminación de las SICAV.

7. Control real y efectivo del fraude fiscal y de la fuga de capitales a paraísos fiscales.

8. No al control de internet. Abolición de la Ley Sinde.

9. Referéndums obligatorios y vinculantes para las cuestiones de gran calado que modifican las condiciones de vida de los ciudadanos.

10. Independencia del Poder Judicial: reforma de la figura del Ministerio Fiscal para garantizar su independencia, no al nombramiento de miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial por parte del Poder Ejecutivo.

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