Ríos de calvos por las aceras. Hombres con gorras disimulando en las ciudades. Niños yendo camino del colegio ajenos a la tragedia. Calvos y más calvos, filas de calvos perdiéndose por la línea del horizonte, bares vacíos, bambas puestas, rayos de sol rebotando en cabezas. Qué dicen las autoridades. Escucha la radio, por favor. Qué coño dicen las autoridades. La policía no puede hacer nada. La Guardia Civil está hecha de papel charol. El ejército tiene las manos llenas. Coches y cemento y los Cien Mil Calvos de San Luis llamando al telefonillo de tu casa, pidiéndote que les dejes pasar; queriendo compartir tu piso compartido, queriendo comerse tus macarrones con tomate, queriendo bailar con tu novia la de las tetas. Les quedan diez recuerdos de cuando tenían pelo, imágenes cada vez más borrosas. Uno era actor de joven pero ya no es actor: ahora es el tío que pasa la fregona por los váteres de la Fnac. Formas geométricas hechas de calvos con patillas posando para el Libro Guinness de los Récords a lo largo y ancho de Gran Vía. No habías visto tantos calvos juntos desde la vez aquella que fuiste a cenar al Pizza Jardín. Ni un sólo maricón entre calvos, la alopecia androgénica es cosa de hombres. ¿Quién quiere llevar pelo cuando puede llevar pañuelo? Aulas de universidades a reventar de pelaos. Toneladas de calvos copiando apuntes como cucarachas. Visten mal, llevan anillos, son un hatajo de hijoputas. Son lo que son. Pero conocen todas las respuestas.

Marabunta de calvos en internet embutidos en forros polares azulitos. A mí no me levanta la voz ni mi padre, no sé si me entiendes. Calvos añadiendo calvos en Facebook con la teclita de Añadir Calvos desgastada en sus teclados de sus MacBooks de calvos tecnológicos. Paellas bien tochas, mantas por los hombros. Playlists de calvos sonando bien duro con todos los calvos haciendo la croqueta por las cuestas del Parque del Oeste de fondo. Trivial Pursuit edición calvos. Ceños fruncidos en foros. Minoxidil mezclado en la colonia y pastillita de Propecia camuflada en el milhojas. Fotos de calvos en Redes Sociales recortadas por la frente para camuflar todo Lo Calvo que hay en sus vidas. Vigila por dónde pisas, algún día todo esto será tuyo, la ocasión la pintan calva. Chistes del Twitter escritos por gente sin pelo. Entérate, colega: Internet es el sombrero de los calvos. Tsunami de Don Limpios inundando las calles de Madrid celebrando la victoria de la Selección Española de Fútbol. Pegándose los unos a los otros en las caras con patas enteras de jamón de Guijuelo, quemando contenedores de reciclaje, chutando enanos a las dianas de la feria. Llueve sobre sus calvas, arrecia la tempestad en sus corazones, se les mojan los Tickets Restaurante metidos en los bolsillos de sus camisas de Coronel Tapiocca. Pelo en peine, unidad de destino. Calvos en llamas agarrados a los columpios gritan tu nombre a través de la noche. De pequeños eran rubios y tocaban el piano: hoy están calvos y tienen un hijo de dieciséis palos con perilla. No tienen futuro en esta sociedad y no les importa. No tienen futuro. Pero saben divertirse.