El Butano Popular

Librepensamiento y explicaciones

Hablan los Nazarenos

Perico Baranda Cartas Crueles— 16-04-2013

Pamplona, 18 de noviembre de 2003

Apreciada doña Mercedes:

Me imagino que habrá sabido por la prensa que el miércoles pasado la chica que trabajaba en su tintorería se nos cayó por el balcón y que nada más se ha sabido, por ahora, de lo que pudo haber sido y no fue. Por tanto, y aunque admito que la situación se nos escapó de las manos, hemos de reconocer que el hecho tiene una lectura positiva: nadie puede salirse con la suya cuando anda por medio la Banda del Nazareno. De este modo hemos logrado mantener el prestigio y, a la vez, restablecer el orden legal y moral, como conviene en estos tiempos de relativismo. A cada uno, lo suyo. No se puede ir por ahí robando a la gente, ni escurrir el bulto tras una amenaza reiterada y seria, como la nuestra. Pilar Ochoa estaba advertida y sabía perfectamente que sólo buscábamos el dinero. Si hizo oídos sordos a nuestras amenazas, el problema fue de audición, y la responsabilidad sólo suya. Nosotros podemos comprender que alguien se sienta atraído por la pasta y quiera apropiarse de lo ajeno, pero ese alguien debe saber cuándo se está saliendo del guión.

Puede usted suponer, y supone bien, que la chica, antes de caer, confesó, y que estamos en condiciones de seguir la pista hasta el final. En efecto, Pilar le pasó el dinero al ciego del segundo, el señor Zacarías, un tipo rijoso que vende el cupón a la puerta de Los Pajaritos y es muy conocido en la zona. Lamentablemente, cuando escampó el temporal y fuimos a visitarle, el pájaro había volado. Pero sabemos que anda por Canarias gastándose el alpiste con la camarera de la whiskería Atlántico, una tal Luciana Vulva, a la que tenemos bien clichada porque mi hermano la frecuenta. Así que todo queda en casa. Razón de más para que no tengamos que desplazarnos a Canarias para devolver las cosas a su sitio. Ya restableceremos el orden legal y moral cuando el ciego regrese. Hay un motivo más: yo no soporto los aviones, y menos cuando se trata de aterrizar en una isla que, por definición, está rodeada de agua por todas partes, siendo que no sé nadar. Cuando vuelva Zacarías se le amenaza con arrancarle los dientes a lo vivo y vender las fundas al mejor postor, o se le cortan directamente los cojones, que son una pieza impagable de su anatomía. Eso o la pasta.

Además, estos días estoy muy ocupado con mi padre, que permanece ingresado en la clínica del doctor Ledesma, luciendo un hígado nuevo. Aprovecho esta carta para reiterarle nuestro agradecimiento. ¡Quién nos hubiera dicho hace unos meses que íbamos a colarnos en la lista internacional de trasplantes y lograr en pocos días lo que otros se ven obligados a peregrinar durante años! Fue meter usted la mano en este asunto y salirnos todo a pedir de boca. La familia entera se lo agradece. Desde que empezamos a colaborar con usted y yo abandoné mi triste condición de profesor de francés, hemos impartido el Código Nazareno a demanda y con garantías. Hoy, la actividad de nuestra banda es reconocida en toda la comunidad autónoma y se nos solicita desde La Rioja, Zaragoza y Huesca. Mi hermano Fidel se ha especializado en los traslados financieros; yo, en la resolución de dilemas éticos; y Macareno, en el comercio y distribución de substancias psicoactivas, si hemos de hablar con solvencia. En estos momentos continúa al cuidado de la granja de conejos que le hemos montado y, según la psicóloga humanista que lo trata, cada día se aproxima más a los cánones del comportamiento normal. Lo dice la estadística: en breve podrá integrarse a lo que fueron sus tareas habituales. Así pues, señora, le reitero nuestro reconocimiento y le recuerdo que estamos a su servicio. Puede usted pedir por esa boca, que nada nos complacerá más que complacerla.

Si no hay contraorden, esperaremos a que el ciego vuelva de Canarias para tomarle lección. Mientras tanto vigilaremos a esa otra chica, Asunción Rebolledo, y al tal Sanahuja, cajero de la Banca Pía. Conviene mantener al personal en cintura, de manera que, si fuera necesario, podamos callarlos para siempre. Otra opción sería romperles las piernas y comprar así su silencio, como hicimos con aquel juez de Toledo que se resistía a cerrar el caso Linares y que, tras el accidente, lo cerró con presteza y sin consecuencias. Por cierto, hace unos días fue su cumpleaños y le enviamos una tarjeta-recordatorio para que no nos olvide.

Habrá leído por la prensa que sembramos de colillas el piso de Pilar, con la intención de que la policía vaya asociando el tabaco bajo en nicotina (BN) con el nombre de nuestra banda. ¿No le parece una idea brillante? Cualquier listillo podría descubrirlo y atribuirnos la acción. Porque, insisto, a cada uno lo suyo.

Cordialmente,

Marcial, de la Banda del Nazareno

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