El Butano Popular

Librepensamiento y explicaciones

La escena primaria

Carlo Padial Radio de calado— 09-07-2012

Una vez vi, desde aquí, algo interesante, en esa ventana de ahí arriba. Espero verlo de nuevo. Las promesas de nuevas emociones me bastan para imaginar más de lo que espero encontrarme.

Una silueta femenina pasa por delante de la ventana. Como si hubiera percibido mi existencia de gusano ruin la silueta corre la cortina, abre la ventana, y una mujer, muy ligera de ropa, se asoma para hablarme. Parece que me conozca de toda la vida.

—Hola. ¡Sube! —me dice.

—¿Qué piso es? —pregunto.

—¡El tercero primera!

Me abre la puerta de abajo, subo las escaleras. A medio camino cojo el ascensor. Me peino en el espejo. Los nervios me impiden peinarme bien, así que me despeino del todo. Ahora sí que parezco un pervertido. Llego al tercero. Al fondo del pasillo veo una de las puertas abiertas. Entro. Cierro con cuidado. No se ve a nadie. Debe de estar en el lavabo. Inspecciono la casa. Es tal y como me la había imaginado. Es el lugar de mis sueños. Colores cálidos, tonos apagados, atardecer tropical. El suelo es de moqueta. Llego hasta la sala. Tampoco aquí hay nadie. Enfrente hay otro pasillo, supongo que el que conduce al dormitorio. ¿Oigo una música de fondo o son cosas mías? En toda la casa no hay indicios de una vida anterior a mi llegada. Asomo la cabeza al interior del cuarto de baño. Debajo del aseo hay unas bragas, haré como si no las hubiera visto. Miro a la ducha. Parece que alguien se ha duchado. El vaho me empaña las gafas. Tengo la impresión de que no estamos solos. Siento un poco de angustia. Miro afuera, la pared es rosada, el suelo es de moqueta. Veo un cuadro, el primero que veo en toda la casa: es de un niño, en su primera comunión, vestido de marinero. Mis pies se desplazan contra mi voluntad. Vuelvo al pasillo, entreabro la puerta del dormitorio.

Comparte este artículo:

Más articulos de Carlo Padial