El Butano Popular

Librepensamiento y explicaciones

Evitad a Evita...

Frank G. Rubio Señales— 26-03-2012

Produzcamos soja con valor agregado.
Cristina Fernández Kirchner

De la misma manera que Cioran denostaba la genética cuando comparaba su función en nuestra sociedad, tan similar e irracional, aunque estéticamente no comparable, a la de la astrología entre los antiguos 1, no es fácil simpatizar con algo como el peronismo. Movimiento falsamente radical desde sus inicios. Vector político fundamental en las últimas décadas, como potestad vasalla de los intereses de los *Rockefeller*^2^ , de la introducción de los OGM (Organismos Genéticamente Modificados) en Argentina. Creo que no es exagerado calificar a este movimiento de socialfascista. Como socialfascista es el régimen venezolano que no permite el cultivo de vegetales transgénicos pero que importa alimentos transgénicos a troche y moche. Muchos de ellos procedentes de su vecino austral.

Pero no voy a hablar del peronismo, ni de nuestro muy populista “gorila”, sino de los transgénicos y de su segundo país más significativo de proferencia, tras su inventor, los Estados Unidos de América. Me refiero a la República Argentina. País que es considerado en ciertos círculos como una alternativa viable al capitalismo global y una seudo utopía populista de centro izquierda. Obviamente, pura desinformación, como veremos a continuación. Argentina es el país donde los procesos de dominación neocolonial transnacionales (globalización) están y han estado desde siempre en el grado más elevado de desarrollo. En la vanguardia del cretinismo faústico. También demasiado psicoanálisis y autocomplacencia, terreno fecundo para el adoctrinamiento y la propaganda. Elementos básicos, estos últimos, de la dominación imperialista.

Verosímil contrastación de mi idea seminal: “la izquierda” no es otra cosa que la derecha de la chusma y una eficaz gestora de los cleptócratas autóctonos y transnacionales.

Pero vayamos a los Organismos Genéticamente Modificados, que nos son presentados como la panacea para resolver el problema del hambre en el mundo y mejorar la calidad de vida de la Humanidad. Lo expondré sintéticamente por tesis:

1.- La idea ramplona y por ello mayoritariamente compartida de que las tecnologías, por sí solas, pueden resolver las problemáticas sociales y que las propias problemáticas generadas por la implementación de estas tecnologías sólo encontraran solución a partir de la introducción de nuevos productos tecnológicos. Vamos, para entendernos, como si viviésemos ya en la elucubración aberrante llamada etapa comunista donde “el gobierno de los hombres ha sido sustituido por la administración de las cosas”.

2.- La visión positivista, irracional e ideologizada, de que los avances científicos y tecnológicos no sólo son positivos sino que son inevitables e irreversibles. De máxima utilidad para estados y corporaciones privadas. Para uso de cuadros: humanismo cientifista, ideología consolidada del Último Hombre. Para el personal de servicio: el embrutecimiento mediático, la vigilancia exhaustiva y los lugares comunes solidarios y seudo populistas. Y la más completa servidumbre y dependencia materiales, claro.

3.- La supuesta inocuidad de los OGM, debida a la supuesta ausencia de evidencia sobre los riesgos e imprevistos, es otra mitología. Cosa sólo verosímil si se adscriben recursos para conocer, mediante los adecuados cauces experimentales, estas potenciales amenazas. Pero estas investigaciones son escasísimas (nadie las financia) siendo la mayor fuente de conocimientos estudios, muchos de ellos espúreos y fraudulentos, realizados por las propias empresas productoras.

4.- El principio de equivalencia sustancial: conceptualización elaborada por la FDA (Food and Drug Administration) norteamericana, la misma que demoniza el uso de las drogas y potencia con ello el auge del crimen organizado, de la cual parte la problemática de los GMO.

El principio de “equivalencia substancial” se basa en la premisa de que si se compara un alimento GM con su homólogo natural usando un número limitado de características determinadas, y se las encuentra similares, entonces no hay razón para someter el alimento GM a unas pruebas minuciosas. Esta premisa no tiene fundamento en la ciencia. No toma en cuenta la posibilidad de que en cada caso individual, la inserción de genes en el ADN puede causar alteraciones metabólicas, o la generación impredecible de sustancias potencialmente tóxicas. Esto se fundamenta en razones moléculo-biológicas y además ha sido demostrado en casos experimentales. Sustancias tóxicas de reacción muy lenta pueden ser muy difíciles de detectar. Por este motivo hay un riesgo considerable de que no serían detectados si se aplican las pruebas superficiales usadas para establecer la “equivalencia substancial”.

5.- Argentina, que era conocida como el granero del mundo, tras la gestión de Menem (peronista y musulmán devenido católico) y la dolarización de su economía entró en una espiral descendente que la llevó al colapso monetario, a una deuda ciclópea y a la dominación de sus mercados y su economía toda por el capital transnacional. Es en 1996 cuando el país sirve como pionero con la introducción de la soja transgénica de Monsanto. De manera ilegal, estos cultivos irían penetrando en Brasil, Paraguay y Bolivia. Comienza una nueva época.

6.- Argentina, con la finalidad de pagar su deuda, transforma su economía y se convierte en el segundo productor y exportador de soja del mundo. Transformando por completo, en menos de dos décadas, su agricultura. Fundamentalmente soja transgénica de Monsanto. Con los herbicidas anexos (Roundup) y la devastación que su uso engendra en el medio ambiente y las personas..

7.- El gobierno argentino: el de los Kirchner y el de sus predecesores neoliberales, también peronistas, delincuentes avezados todos ellos, apoyados por las turbas urbanas y las mafias sindicales cuidadosamente adoctrinadas y motivadas, ha llegado en su descaro y desprecio por la vida humana a promover el consumo de soja transgénica y sus derivados como alternativa a la carne y la leche comunes. “Soja Solidaridad” fue el nombre de esta campaña. Creo que hay poco que añadir: la gente, deseosa de devenir forraje de los dirigentes, consume alimentos elaborados con esta infecta producción como base diaria de su dieta. Un experimento en marcha pues. Ya comienzan a ser detectados los primeros efectos: las jóvenes acceden a la pubertad antes y por ahora todo es una fiesta, aumentan las alergias y los cánceres. Parte del biopoder planetario que se va imponiendo con la garantía de la tecnarquía y el apoyo decidido del gran capital financiero (su impulsor) y la intelectualidad parasitaria urbana global, entregada en gran medida a los delirios neonazis y mesiánicos, camuflados como discursos progresistas y posthumanistas.

8- Decenas de miles de campesinos han tenido que abandonar sus tierras y los problemas de salud, debido a los productos químicos necesarios para tratar las cosechas de soja de Monsanto, son comunes y crecientes. Las autoridades colaboran con los grandes latifundios de la soja, quemando bosques y haciendo imposibles las prácticas de agricultura tradicionales. El país importa ahora numerosos productos agrícolas que antes exportaba: grano, legumbres, carne, etc. Una de las obsesiones del socialismo y del capitalismo ha sido siempre destruir el mundo rural, ya sea mediante el colectivismo autoritario y/o la mecanización y concentración de propiedad.

9.- Deforestación y monocultivo: trece millones de hectáreas, y creciendo, para la soja. Este prodigioso engendro se ha hecho posible bajo la gestión del peronismo. Hambre, pobreza, devastación ecológica y demagogia solidaria y favorable al paradigma del cambio climático. Todo en un mismo paquete. Consecuencias de estar gobernados por la izquierda moderna, heredera de los genocidas marxista leninistas y claramente instrumentalizada por los cleptócratas que utilizan las etiquetas “liberal” y “socialdemócrata” como les peta. El país ha perdido en los últimos años, debido a estas políticas, 130.000 hectáreas de bosques.

10.- Todo se ha hecho obedeciendo proyectos financiados por las Naciones Unidas, una de las organizaciones más corruptas del planeta y vector básico del globalismo imperialista, a través de medidas elaboradas por el poder ejecutivo mediante decretos supremos o acuerdos ministeriales. El pensamiento planetario en acción.

“Devastan la tierra y lo llaman paz.”

Etapa de la granja.

Meretriz de Monsanto:
Tiempo aún no,
pero sí pronto y definitivo,
De espadas…

1 Esta última, situada en el empíreo, aún nos incitaba a levantar la cabeza mientras que su técnica y esperpéntica sucesora solo nos azuza a soñar con convertirnos en dioses siendo poco más que guiñapos.
2 Seeds of Destruction por F. William Engdahl (Global Research, 2007).

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