El Butano Popular

Librepensamiento y explicaciones

El Papa (primera parte)

Miguel Noguera Cortado gigante— 14-12-2010

Ayyyy er Paaapa! Endebé con er Paaaaapa! Joder, cuando el Papa vino a Barcelona, ¿os acordáis?, fue hace muy poco. Vino a romperle el himen a la Sagrada Familia. Iba en calidad de semental, de macho cabrío —“yo no sé cómo los chinos pueden sobrevivir vendiendo tanta basura”— (estoy escribiendo esto desde una cafetería, yo qué sé, son frases que cazo al vuelo, no lo haré más, ¿a que por un momento habéis pensado que esto de los chinos lo dijo el Papa? Pues no, ha sido un pequeño mash-up que he hecho; un Dj Noguishe, je, je). El Papa vino a consagrar la Sagrada Familia. La ungió con unos aceites. Un par de domingos atrás, La Vanguardia regaló dos dvds que recogían la retransmisión televisiva del evento, y pensé pillarlos, pero no lo hice. Ahora me arrepiento mucho, porque hace unos días se me ocurrió intentar un artículo basado en esos dvds. He visto que en ebay hay un loco que los vende nuevos por 1.99€. Tengo siete días para pujar… Todavía cometeré la insensatez de comprarlos y pagar además los 6€ del envío. El periódico los regalaba. De todos modos, aun sin tener los dvds en mi poder, he decidido escribir algo sobre la visita del Papa. Nada, un par de cositas, unos cagliostros 1:

De los pocos momentos que pude ver en la televisión, recuerdo uno en que el Papa, sentado en una silla 2 de la Sagrada Familia, recibía a estructuras básicas padre-madre-hijo/a que desfilaban hacia él por un largo pasillo, una familia tras otra. El Papa despachaba esos triángulos edípicos con una rápida bendición. Les hacía una corbata de aire, una firma de poder, y se marchaban muy contentos. Todo ocurría de un modo ligero. Eran familias finas, había mucho abrigo sobrio de color negro, mucho moño. También había un poco de terror. Pensé en esos niños hiperactivos, esos que dan mucha guerra, los que no paran de proponer cosas. Los histriones. Joder, si eres muy católico ¿cómo afrontas un vis a vis con el Papa si tienes un hijo así? Seguro que aquel día algunos padres decidieron drogar a sus hijos, sólo un poco, para asegurarse de que no hicieran tonterías. Con todas las televisiones que había, el Papa estresado repartiendo bendiciones, buf, ¿tú te fiarías de que a tu hijo no se le fuera la pinza? El suelo de la basílica estaba muy encerado, hay muchos niños que cuando ven pista libre se lanzan a patinar de rodillas como si celebraran goles imaginarios. Incluso creen que eso impresionará para bien a los adultos. Como cuando un gato te trae un ratón muerto en señal de afecto, sí, el típico ejemplo del gato. Ante la presencia del Papa un niño podría reaccionar de un modo inesperado con una de esas demostraciones envenenadas: un ejercicio de kárate, una coreografía del colegio, un Panamericano rápido (ahora se lleva el estribillo ese, el Pa-panamericano), yo qué sé, algo original para ganarse la admiración del pontífice, una ofrenda guapa. Carne de Youtube, vamos. Por eso intuyo tranquilizantes. Tranquilizantes en el desayuno. Aunque así la cosa puede torcerse mucho (es difícil acertar la dosis) y puedes terminar ante el Papa con tu hijo cargado sobre los hombros como un fardo, completamente sedado. Puedes hacer ese papelón, ese ridículo triste. Religión, narcóticos y clase alta, eso fue lo que vislumbré aquella mañana. Cagadas conservadoras. Niños vestidos con jersey de pico y camisa, el pelo limpio y peinado como una avellana, pero los párpados caídos y el movimiento torpe. Escenas de tensión en el taxi, bofetadas para desperezarlos, las discusiones paternas: “¡te dije que no era buena idea!“. Un niño vestido de domingo pero fuertemente medicado. Ese cóctel tan caro. Esa imagen diabólica.

1 Ya lo sé, cagliostro es como el verbo estompar, pero aún más flagrante. Ni siquiera se lo he oído decir a nadie. Simplemente me gusta como suena. Sería bonito llamar cagliostro a una cosa cualquiera, indeterminada: “Os voy a explicar un cagliostro“. Por lo visto, Cagliostro era un conde raro, un alquimista; pero aun así insisto en que estaría bien incorporar esa palabra como sustantivo. ¿Y qué me decís de que un cagliostro fuese una situación muy jodida?, un trance dramático: “La familia está atravesando un fuerte cagliostro“.

2 Bueno, una silla seguro que no era. Un Papa no juega a las sillas. Seguro que aquello tenía otro nombre, no sé, una microtrona (buf, qué mal), o un atrium forceps (no, peor, he intentado jugar la baza del latín y me ha salido un churro), o un falco (¡ahora!, falco cuela bastante), sí, sí: “A continuación, el Papa Benedicto tomará asiento en el falco que ven a la derecha en sus pantallas“. Falco va bien, ¿no? La verdad es que no sé para qué os pido feedback para mierdas como ésta.

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