El Butano Popular

Librepensamiento y explicaciones

Tradiciones

Magda Bonet Cancionero moderno— 16-12-2014

Nos vamos de navidades con la zambomba bajo el brazo y Jesús, el del portal, en brazos de su madre. La tradición es eso, una iteración fija de advenimientos que si toca en estas fechas gusta mucho a los niños y si toca por pascua florida, gusta mucho a quien tiene motivos para taparse la cara. La tradición cristiana, como la judía, como la del islam, como la que tú digas, es una repetición sin sorpresas, un camino cerrado, una vuelta de campana. Y sobre campana, otra.

Romper con la tradición, comer sopa de pan con tomillo en Navidad o sentar a un pobre en tu mesa todo el año, es lo mismo solo que al revés. Cuando las cosas van de culo no te pongas de perfil. Se ve que mi hija y Helena, su amiga del alma (el alma es tradición en sí misma y si le sacas la ele es ama) se pusieron a desear un feliz fin de año una noche de agosto en un antro en Ibiza y toda la peña que ahí estaba acabó deseándose lo mejor hasta la madrugada, a beso tendido. Le dieron alas al jaleo pero al día siguiente se las tuvieron que ver con la resaca y no con la lista de buenos o malos propósitos que todo nuevo año conlleva. Siempre que intentas reproducir la tradición desmarcándola de su fecha falta algo, aunque ahora venden turrones todo el año y cada vez que muere una mujer en manos de un agresor hay quien grita de dolor como Maria de Magdala a los pies de Cristo.

Los pinchos de las vallas de la cruz del inmigrante, las chicas que no pueden abortar, PP mediante, los niños sin juguetes y los juguetes sin niños. Si miras las cosas a la cara, incluso las más bellas, siempre hay algo por lo que llorar. Otra cosa es que prefieras ponerte fino como los peces en el río, que ya no consumen aguas cristalinas sino garrafón tóxico, pútrido, y olvidar.

Mira cómo alegran las fiestas mi discurso.

¿Estamos hechos para festejar los días señalados, odiar el lunes —al sol o a la sombra— y sentir un frío placentero de hormigas por la espalda al saber que ya es jueves y luego vendrá el decoroso, merecido descanso? ¿Cuánta libertad nos hemos tomado? ¿O las tradiciones, la fidelidad de los días, lejos de quitarnos la libertad, nos encajan en un escenario de límites donde hallarla?

Vivir así es morir de amor, que canta Camilo Sesto. También podría citar a Santa Teresa de Jesús y de buen seguro, Poncio Pilatos también dejó una buena frase para retuitear.

Yo siempre trato de seguir aquella máxima que dice que Navidad es todo el año, pero no creáis que lo consigo, porque afuera casi siempre es una traición por un puñado de monedas más la paranoia del miedo en la que nos hacen vivir los medios que a veces me distrae de decorar el arbolito para ir a buscar animalitos por si hay que ayudar de nuevo a montar el arca de Noé.

Con la zambomba siempre a punto, con aquel sentido lenguaje ronco que da el instrumento de percusión, hemos de encarar estos días y los siguientes, con las uvas, las lentejas, los euros o lo que sea que te comas de doce en doce, el último día del año, que no es San Fermín.

Avanzar por la alegría de estar vivos y poner más estrellas que “ellos” en el cielo de cartulina, y recortando sin parar ir alterando los paisajes, la historia y la rutina, en la más amplia tradición de un inconformismo (palabra fea no me la digas nunca) que es una suerte de esperanza y tradición del inocente. Que no bobo.

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