El Butano Popular

Librepensamiento y explicaciones

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Magda Bonet Cancionero moderno— 24-10-2014

Se necesitan poetas, actores, pintores, dramaturgos, novelistas, trapecistas y toda aquella gente de bien que pueda ilustrar a su modo el despropósito general. Se necesitan chistes grandes que lleguen al estómago de los ciudadanos y logren irrumpir en una risotada general que saque a la tierra del eje del miedo y la impunidad de los ladrones. Precisamos balas de paja y ovejas balando. Mucho ruido y todo el silencio. Lo necesitamos todo y muy desmesurado, pero lo contrario a lo que anuncian los periódicos. Los ingenieros que propongan un estercolero aislado, que construyan dos cada uno y metan ahí a la basura. A los políticos Rato, Pujol y Acebes, por decir pocos (y todavía dicen que éramos unos paranoicos, pero vosotros no escuchabais, os montabais novelas pedo), y a los contertulios del pensamiento único. Necesitamos extender la filosofía sobre los campos, sembrar avellanos sobre las capotas de los coches y arrancar la piel de los atlas. Volverlo todo a la naturaleza sin negar la tecnología. Necesitamos saber cuál es el precio exacto de las cosas y resolver las mentes de los jóvenes que ven caer a aquellos a quienes sus padres adoraban. Se precisa corazón y un entendimiento de ombligo de cereza y la cereza, ombligo de tu vientre. Ni oportunismos, ni lamentos, ni cuotas de mercado. Hay que resolver el hambre y sacarse de encima la cultura Trivial Pursuit. Mejor ser queso en Francia secuestrado mucho tiempo que leche inamovible.

Debemos dejar la razón en una silla y aparcar las canciones de amor con los sifones. Enloquecer con cascos de papel y vestirse de seda. Pensarse el mono y rumiar los marcianos. Astillar, quebrarse, revivirnos, alfabetizarnos de amor puro sin regla ninguna. Volver al principio del altruismo y no decir que nos conforta dar, sino sufrirlo. Expoliarnos de tantas cenizas de muertos con voto y rodearnos de bebés que acepten todos los manjares. Ni abalanzarnos sobre el peligro, ni ser cautos. Dejarnos fluir (menuda frase chunga de contenido feo y afectación neurótica del ego) hasta ser Alfonsinas todos o neonatos.

Hay que llevar a pasear el descontento, estar rematadamente locos. Y hay que ser muchos. Buscar en cada uno tres o más individuos. Restar y multiplicar, hacerse copla y gesto de baile.

Lo necesitamos todo y lo necesitamos ya.

Vencer y vencer y luego devolvernos a los pisos, sin casas, sin semáforos, sin ciudades. Poner un ladrillo sobre otro y sentir el peso de la historia. Desalojarnos de nosotros mismos hasta conseguir una justicia social de sentido común bien avenido para regresar a la fórmula del capital, tan tontos somos, y al cabo de unos siglos, volver a vivir semejante locura, destrozándonos como solo se destroza a sí misma la carroña para volver a amarnos mucho.

Y silbar, en soledad, como Bob Dylan con la armónica.

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